Por fin tengo un momento de descanso. Estos últimos días han sido una locura, mientras organizaba los turnos de guardia y las rutas de control.
Pero vayamos por partes. Conocí al almirante Grainne, un hombre de unos 50 años, con una presencia apabullante. Destila eficiencia por todos los poros de la piel. En la reunión que tuvimos me comentó que su presencia en Gaynesford era simplemente circunstancial, para realizar unas reparaciones de emergencia tras un breve enfrentamiento con una patrulla del Colectivo Draconis.
Aunque las reparaciones terminaron hace tiempo, la repentina aparición de la nave misteriosa (conocida como Riagard) obligó a que la AIF Morgana permaneciera en órbita alrededor de Gaynesford, tanto para proteger el planeta como para investigar la nave desconocida.
Dos meses ha tardado en llegar el relevo, o sea yo. Durante esos dos meses, nadie ha puesto un pie encima de la Riagard, pero si se han averiguado cosas sobre ella. No se ha movido, ni se ha recibido ningún tipo de comunicación. No se detectan signos vitales ni caloríficos en el interior de la nave, aunque puede ser que los sensores de la Morgana no sean lo suficientemente potentes. Y no corresponde a ningún diseño de ninguna flota actual. Los motores, por lo menos la parte visible, no corresponden a ninguna tecnología conocida, y es posible que sean mucho más avanzados que los nuestros.
En definitiva, el Alto Mando (y el almirante Grainne es también de esa opinión) cree que la nave procede de una especie alienígena desconocida.
Y me han encargado investigar la nave, protegerla de la posible presencia de elementos hostiles, mantener en secreto este descubrimiento y proteger a los pocos habitantes de Gaynesford de lo que pueda tener esa nave en su interior.
Lo primero que he realizado son turnos de 8 horas para mantener en todo momento dos de los tres cazas en vuelo. Como sólo tengo tres pilotos, el subteniente Treveur Rudianos ha realizado una selección entre la tripulación para encontrar pilotos adicionales, en turnos rotativos. Esto implica que, la mayor parte de las veces, tengo un piloto inexperto en vuelo, pero la otra opción, tener a mis pilotos haciendo turnos de 16 horas, implicaba tener dos pilotos perpetuamente cansados.
La Berecyntia permanece en la misma órbita que la Reigard, manteniéndose a distancia de misiles y en Alerta Amarilla constante. Con la ayuda de la Comandante Teir Bronn hemos realizado un calendario de simulacros aparentemente aleatorios para mantener la nave en condiciones óptimas de combate.
Finalmente, el Teniente Aengus Macairt y el Subcomandante Aes Bormanico serán los encargados de presentarme un plan de acción para investigar la Reigard.
Tanto trabajo en tan poco tiempo...